Beatriz Sánchez López
“The courage of mediation”
In my opinion, mediation is the best method of resolving conflicts since it not only helps you resolve a conflict, but it is an act of courage that requires you to confront and question your thoughts, feelings, motives and insecurities. Mediation is an exercise in self-knowledge, because after all it is a deliberate choice to move away from the chaos of the external world and face internal turbulence. By doing so, you begin to unlock a deeper understanding of yourself and the real issue that concerns you. Not the vision that our mind generates of the problem but the facts.
A problem can only be solved when it can recognize and face it. The immediate reaction may be to deny it, run away, make excuses for a third party to fix it or, at least, impose a solution that is probably correct, but totally detached and isolated from the emotions and, surely, fears or uncertainty that caused the problem. On one hand when going to court, what is intended is for a third party to solve our problems, which constitutes a shortcut to achieve a “quick” solution that makes us forget about the issue that bothers us as soon as possible, but without eradicating it. It is aesthetic medicine for fear. The human being can pretend that it does not exist because a sentence has “solved” the problem, although, it continues to exist.
Mediation, on the other hand, is curative medicine because it confronts fear, listens to it, studies it with the help of the mediator, gives it a space to express itself and only then, it does the work of self-reconstruction begin to solve the problem. It is therapeutic mediation for the present and the future since nobody can live in the past.
It takes courage to confront issues that cause anxiety or discomfort. Mediation helps us to be masters of our own fears, mistakes and insecurities and that they do not define us. Dealing individually and personally with a problem encourages you to sit with your fears, look at them and gradually lessen their hold on your mind which is a sheer act of bravery that can only lead to personal growth and empowerment. Mediation is an exclusive treatment to acknowledge defects without being judged. The brave individual is intelligent by the mere fact of facing his fears and preventing them from blocking his life. The brave understands that recognizing imperfections is a springboard to address a problem and find a tailor-made solution.
Mediation is also the art of listening, and that too is a unique characteristic of the brave. It is difficult to listen to what does not please us, what disturbs our peace of mind, but to be able to do so, the brave must discover the art of listening to themselves first in mediation, only then can they be prepared to listen to others.
Mediation is cultivating a mind open to diversity. Mediation promotes an open-minded attitude, which is crucial for effective communication. Through mediation, the mediated will have a safe space to recognize their own prejudices and preconceived notions, they will be more willing to adopt different points of view during the conversations and thus find solutions that truly resolve the conflict and eradicate it definitively.
In conclusion, mediation is suitable only for the brave since it is a journey of courage and self-discovery. It demands that you confront your fears, accept your flaws, and learn to listen to yourself before extending that listening ear to others. At the end of a mediation, you are not only a more authentic, compassionate and resilient individual, but you will be able to solve your problems on your own with the help of the mediator, instead of accepting the solution imposed by a third-party alien to your reality. Mediation is the most advanced technology applicable to emotions. Going to mediation is a brave act that few have the courage to undertake, but one that has immeasurable rewards for those who do.
“Courage is the most important of the virtues because without courage, you cannot practice any other virtue consistently” (Maya Angelou)
La valentía de la mediación
En mi opinión la mediación es el mejor método de resolver conflictos puesto que no sólo te ayuda a resolver un conflicto, sino que es un acto de valentía que exige que confrontes y cuestiones tus pensamientos, sentimientos, motivos e inseguridades. La mediación es un ejercicio de autoconocimiento, pues al fin y al cabo es una elección deliberada el alejarse del caos del mundo exterior y enfrentarse a la turbulencia interior. Al hacerlo, comienzas a desbloquear una comprensión más profunda de ti mismo y del problema real que te preocupa. No la visión que nuestra mente genera del problema sino la confección fáctica del mismo. Solo puede resolverse un problema cuando se es capaz de reconocerlo y afrontarlo. La reacción inmediata puede ser negarlo, huir, excusarse en que un tercero lo arregle o, al menos, imponga una solución probablemente correcta, pero totalmente ajena y aislada a las emociones y, seguramente, miedos o incertidumbre que ocasionaron el problema.
En cambio, cuando se acude a la vía judicial, lo que se pretende es que un tercero solvente nuestros problemas lo que constituye un atajo para conseguir una solución “rápida” que nos haga olvidarnos lo antes posible del tema que nos incomoda, pero sin erradicarlo, es medicina estética para el miedo. El ser humano puede fingir que no existe porque una sentencia ha “solventado” el problema, aunque en realidad, sigue existiendo. La mediación en cambio es medicina curativa porque enfrenta el miedo, lo escucha, lo estudia con ayuda del mediador, le da un espacio para que se exprese y solo entonces, comienza el trabajo de auto reconstrucción con el fin de solventar el problema. Es mediación terapéutica para el presente y el futuro ya que nadie puede vivir en el pasado.
Se necesita coraje para confrontar los problemas que provocan ansiedad o malestar. La mediación ayuda a que seamos dueños de nuestros propios miedos, errores e inseguridades y que ellos no nos definan. Tratar de forma individual y personal un problema alienta a sentarse con tus miedos, observarlos y disminuir gradualmente su control sobre tu mente lo que es un puro acto de valentía que solo puede conducir al crecimiento y empoderamiento personal. La mediación es un tratamiento exclusivo para
reconocer defectos sin ser juzgado. El individuo valiente es inteligente por el mero hecho de afrontar sus miedos e impedir que bloqueen su vida. El valiente, entiende que reconocer las imperfecciones es un trampolín para abordar un problema y encontrar una solución a medida.
La mediación es también el arte de escuchar, y también esa es una característica única de los valientes. Es difícil escuchar lo que no nos complace, lo que altera nuestra paz mental, pero para ser capaz de hacerlo, el valiente debe descubrir el arte de escucharse primero a sí mismo en la mediación, sólo entonces puedes estar preparado para escuchar a los demás.
La mediación es cultivar una mente abierta a la diversidad. La mediación promueve una actitud de mente abierta, que es crucial para una comunicación efectiva. A través de la mediación los mediados tendrán un espacio seguro para reconocer sus propios prejuicios y nociones preconcebidas, estarán más dispuestos a adoptar diversos puntos de vista durante las conversaciones y así encontrar soluciones que verdaderamente resuelvan el conflicto y lo erradiquen definitivamente.
En conclusión, la mediación es apta solo para valientes, ya que un viaje de coraje y autodescubrimiento. Exige que confrontes tus miedos, aceptes tus defectos y aprendas a escucharte a ti mismo antes de extender ese oído atento a los demás. Al finalizar una mediación no solo eres un individuo más auténtico, compasivo y resiliente, sino que serás capaz de resolver tus problemas por ti mismo con ayuda del mediador, en vez de aceptar la solución impuesta de un tercero ajeno a tu realidad. La mediación es la tecnología más avanzada aplicable a las emociones. Acudir a mediación es un acto de valentía que pocos tienen el coraje de emprender, pero que tiene recompensas inconmensurables para quienes lo hacen.
“El coraje es la más importante de las virtudes porque sin coraje, no puedes practicar ninguna otra virtud consistentemente” (Maya Angelou)