Querido duende, ¿dónde te escondes? Sabemos que existes porque en la mediación hay magia, esa que propicia la colaboración entre las partes aun cuando al comienzo de las sesiones apenas querían sentarse juntas; la magia que mueve las montañas del bloqueo, la frustración y el miedo; la magia que contribuye a que personas anónimas se sientan protagonistas del conflicto; la magia, en fin, que nos motiva a muchos profesionales a seguir trabajando, formándonos, difundiendo y defendiendo un sistema de gestión de conflictos basado en la autonomía, voluntad y libertad de la ciudadanía.
Celebramos el Día Europeo de la Mediación y volvemos la vista atrás. Es cierto que hemos avanzado, que desde 1998 (fecha de la norma comunitaria que hoy festejamos) se hacen más mediaciones y que podemos aplicarla a ámbitos entonces inimaginables. Sin embargo y en lo que a nuestro país respecta, nos gustaría que las cosas mejoraran, razón por la cual nos atrevemos a pedir que actúes principalmente en estas cuestiones:
Para empezar, quisiéramos que los políticos se tomaran realmente en serio la mediación. Lamentamos tener que referirnos a ellos en estos términos, pero tenemos razones, entre las cuales se encuentran:
- En el 2019 se lanzó a bombo y platillo un proyecto de ley de impulso de la mediación que, al cambiar el titular del Ministerio de Justicia, quedó orillado y de él nunca más se supo. ¿Ya no había nada que impulsar?
- Dicho proyecto fue sustituido por otro más ambicioso que introducía los métodos adecuados (o alternativos) de solución de controversias en un plan para hacer más eficiente a la Administración de Justicia. A este proyecto, ya prácticamente en fase final parlamentaria, lo colocaron en una vía muerta ferroviaria, para que pasara el tren de alta velocidad de los comicios electorales de julio de 2023. Y en ese punto estamos, como el colgado del tarot, porque dicen que saldrá la ley, aunque no se sabe a ciencia cierta cuándo ni cómo.
- A la hora de legislar sobre MASC, tiende a meterse en el mismo capazo métodos de muy distinta naturaleza jurídica, con diferentes reglas y distintas formas de llevarlos a cabo…, pero no se explica en qué consisten, cómo se realizan ni para qué pueden aplicarse. se diría que todo vale, con tal de que sea extrajudicial, lo que lleva a una confusión más propia de un cajón de sastre que de un sistema madurado, ordenado y útil de métodos alternativos de gestión de conflictos. En ese desbarajuste, hay quienes todavía creen que el arbitraje forma parte de ellos, cuando ya el Libro Verde de la UE sobre ADRs del año 2002 consideraba que no forma parte de estos sistemas, dado que carece de las notas esenciales de autocomposición y consenso.
Otro punto que deseamos se corrija es lo relativo a la profesionalización de los mediadores. Los hombres y mujeres que desarrollamos esta actividad lo hacemos casi siempre bajo el paraguas de nuestras respectivas profesionales de origen, facturando incluso a través de ellas, como si la mediación fuese un complemento de la psicología, la abogacía, la procura, la ingeniería, etc. Paradójicamente, para poder intervenir en conflictos en calidad de mediadores se nos exige una formación específica con una duración mínima obligatoria. Asimismo, estamos sujetos a secreto y responsabilidad profesional. Igualmente, podemos inscribirnos en el Registro de Mediadores del Mº de Justicia y la ley nos exige expresamente que suscribamos una póliza de seguro. También debemos observar unas reglas deontológicas que, partiendo del Código de Conducta Europeo de 2004, han derivado en el llamado estatuto del mediador recogido tanto en la ley estatal de mediación (la 5/2021, de 6 de julio), como en las autonómicas.
Sabemos, duende de la mediación, que nuestras inquietudes coinciden con las de muchas otras personas mediadoras y que, incluso, nos habremos dejado cosas en el tintero. Eso sí, te agradecemos de antemano la lectura atenta de esta carta y te pedimos que utilices tus dones para hacer realidad nuestros anhelos.
¡Feliz Día Europeo de la Mediación!