Por José Luis Castro Ruiz
Hola, buenas tardes, es un placer contar con vuestra presencia (si os parece nos hablamos de tú) hoy aquí para hablar del asunto que os preocupa; me presento, soy Isabel, mediadora y os informo que la mediación es voluntaria y que no estáis obligados a continuar ni a concluir un acuerdo si así no lo deseáis; que ambos A y C vais a intervenir con plena igualdad de oportunidades y de forma equilibrada; los dos actuaréis conforme a los principios de lealtad, buena fe y respeto mutuo; por mi parte yo seré imparcial y neutral; la mediación goza de carácter confidencial por lo que cuanto aquí se hable quedará entre nosotros; ya os han informado de los costes y la duración previsible de esta mediación que será lo más flexible que podamos hacerla entre los tres; si me he hecho entender bien podemos empezar, para lo que os ruego expongáis de forma tranquila y clara el asunto que os ha traído aquí; ¿quien quiere empezar?.
A.- empiezo yo; la plebe, que es muy chismosa, ha empezado a difundir que yo he descubierto e inventado aquello que yo no he dicho, y C, aquí presente, me ha llamado por ello embustero, falsificador e impostor, lo que no voy a consentir porque…
C.- (interrumpiendo y de mal talante) te he llamado lo que eres, un embaucador que quiere atribuirse méritos que no tiene!
M.- (sosegada pero firme) os ruego que no os interrumpáis, que dejéis hablar el uno al otro hasta que termine y luego decís con calma lo que consideréis oportuno. Termina por favor, A.
A.- porque yo no tengo culpa de que C haya hecho un importantísimo descubrimiento, lo que reconozco, pero él mismo no lo sepa.
C.- cómo que no lo sé! Habrase visto osadía!
M.- calma, por favor, C; concluye A por favor.
A.- lo único que he hecho es escribir unos artículos diciendo que lo que C ha descubierto no es lo que él cree.
M.- qué tienes que decir C, con respecto a este planteamiento de la cuestión que ha hecho A?; es tu turno.
C.- el descubrimiento es mío, lo llame como lo llame, y el mérito es todo mío; el tiempo, los trabajos, los riesgos y la responsabilidad son y han sido míos y no de A que lo único que ha hecho es escribir atribuyéndose una fama que no debería…
A.- (en alta voz e interrumpiendo a C) te he dicho que no me he atribuido tu hazaña y que la reconozco, pero…
M.- te pido A que no alces el tono de voz y trates de mantener la cabeza fría todo el tiempo; gracias.
A.- así lo haré.
M.- continúa, por favor.
A.- también tú, C, has de reconocerme algún mérito al identificar correctamente lo que tú has descubierto y no me debes considerar responsable de que la gente llame tu hallazgo por mi nombre.
C.- si tú no hubieras escrito ese panfleto no habría habido ninguna confusión.
A.- si no hubiese escrito ese panfleto, como tú le llamas, no se sabría lo que tú has descubierto exactamente.
M.- vamos a ver si lo he entendido bien: A, reconoces que el descubrimiento es de C y que todo el mérito es suyo; es así como digo?.
A.- así es, en efecto.
M.- y tú, C, te bastaría con este reconocimiento por escrito por parte de A, aun reconociendo tú, C, que A ha comprendido mejor el alcance de lo que TÚ, con mayúsculas, has descubierto y que aceptas el nombre con que ha sido bautizado el hallazgo por la gente; y que todo ha sido hecho de buena fe; es así como digo, C?.
C.- es así, efectivamente.
Entonces podríamos redactar el siguiente acuerdo, a ver qué os parece:
En Guadalupe a 30 de enero de 1500, reunidos,
El geógrafo-cartógrafo y navegante, Americo Vespucio, y el Almirante y descubridor, Cristóbal Colón, con la intervención de la mediadora, la Reina Isabel de Castilla, llegan por sí mismos y de forma voluntaria al siguiente acuerdo:
Uno.- Américo Vespucio reconoce que el descubridor de la que hoy ya conocemos como América ha sido Cristóbal Colón a quien hay que atribuir los méritos de tal descubrimiento. Y
2.- Cristóbal Colón reconoce que Américo Vespucio identificó correctamente su descubrimiento como el Nuevo Mundo y acepta que el nuevo continente lleve el nombre de América en reconocimiento a su identificación cartográfica.
Ambas partes firman de consuno este acuerdo en el lugar y fecha ut supra.
M.- ¿Estáis de acuerdo con esta sucinta redacción?; ¿con esto ponéis fin a vuestra disputa?
A y C.- lo estamos señora y quedamos tan amigos.
M.- ¿queréis que lo intervenga mi secretario como notario mayor del Reino?
A y C.- (como un solo hombre) no es necesario, señora.
Ambos se dan un largo y afectuoso abrazo y, despidiéndose de la mediadora, se marchan cogidos del brazo chanceándose con chocarrerías de navegantes…
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Mediación, mediación
Sin ira, mediación
olvida ya tu miedo y tu ira
Porque hay mediación
Sin ira, mediación,
Y si no la hay, sin duda, la habrá.
(libre adaptación del estribillo de la canción de Jarcha)
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