ESPERANZA
Hace seis meses ya desde que se montó en el coche con su madre y la semana que viene por fin voy a verla. La abogada me ha dicho que tenemos la vista de medidas por fin. El fin de semana podré abrazarla y estar un ratito eterno con ella.
Ring (llaman al móvil): Se suspende la vista, han pedido abogado de oficio y tardará en señalarse hasta que hagan la designación.
Creo que no puedo vivir un minuto más así, necesito verla ya, alguna solución debe existir.
Me han hablado de que tengo derecho a recurrir a una mediación, si esto verdaderamente acortara los tiempos, moriría por mediar y disfrutar de su sonrisa el próximo fin de semana.
He contactado con una institución de mediación, por primera vez en mucho tiempo tengo de nuevo ilusión por seguir viviendo, tengo mis esperanzas puestas en ellos, me han asegurado que tendremos una primera sesión informativa en unos días.
No puedo creer lo que está sucediendo, la primera sesión ha sido realmente complicada, pero creo que vamos en el buen camino. Una mediadora ha dado una vuelta de 180 grados al eje de mi existencia y por fin puedo ver la luz al final del túnel.
No es fácil mirarse cara a cara cuando hay tanto dolor de por medio, nunca habían salido de mi boca tantas palabras y, sin embargo, una vez dichas, la calma se ha impuesto y todo gracias al silencio y a la escucha que nunca habíamos tenido, coordinados diligentemente por la mediadora que ha actuado como un bálsamo reparador de nuestras heridas.
Por fin te tengo a mi lado, creo que el esfuerzo ha merecido la pena, hemos sido valientes por acudir a mediación y me gustaría compartirlo en mi entorno para que puedan solucionar sus problemas.
Por María Natividad Martínez González
MEDIACION INFANTIL
En la zona infantil de la Casa de Campo.
Es un día soleado de campo. Dos niños, uno negro y otro blanco, discutían
sobre quién debería tener el chupachups caído en la arena.
Martin de raza negra larguirucho y tranquilón (6 años) y Jaime de raza blanca
(robusto y con mucho genio, como su abuelo Luis), debatían por este
chupachups que estaba en el suelo al lado del tobogán.
El conflicto está pronto aparecer cuando de repente se acercó un mediador, un
sabio tobogán de madera, que les recordó la importancia de compartir y
respetar las diferencias.
Finalmente, los niños decidieron comer juntos el chupachups mientras se
deslizaban por el tobogán, disfrutando de la diversión, el recreo y la amistad sin
importar el color de su piel.
P.D. relato basado en hechos reales
Luis, el abuelo de Jaime
UNA DRASTICA MEDIACION
A partir del juicio del rey Salomón que narra el Antiguo Testamento, la solución del rey para resolver el conflicto entre las dos mujeres que pretendían ser la madre del mismo niño ha pasado a la historia como símbolo de sabiduría y justicia.
Salomón tuvo la idea de ordenar a un soldado que partiera al niño vivo por la mitad y así, cada madre tendría media criatura. Justo antes de que el soldado fuera a ejecutar la horrible orden, la verdadera madre se interpuso pidiendo que se entregara el niño a la otra. De esta forma quedó evidenciado que el amor de la madre auténtica se imponía sobre el conflicto, aclarando el asunto. Sin embargo, al visualizar dicha escena, plasmada en sucesivas y variadas representaciones artísticas, no puedo evitar una sensación de inquietud por encima de la admiración que la ingeniosa y terrible idea de Salomón pueda suscitar. En esta misma línea, pero opuesta al planteamiento inicial, encontramos posteriores versiones, como la obra de teatro de Bertold Bretch, “El círculo de tiza caucasiano” inspirada, a su vez, en una historia china, en la que la mujer que demuestra merecer al niño, la que lo ama de verdad, no es su madre biológica, sino la que lo ha criado.
Más allá de una u otra visión sobre la misma cuestión, lo que no se puede discutir es la barbarie del método aplicado por Salomón quien, desde luego, no dio a las mujeres la posibilidad de expresar sus sentimientos, de acercar sus posiciones e, incluso, de haber podido llegar a un acuerdo entre ellas, lo cual me lleva a reflexionar sobre qué hubiera ocurrido si las dos mujeres que reclaman al hijo hubiesen acudido a la mediación, por ejemplo, de la reina, mujer y también madre. Ahí lo dejo.
Por Mónica Gorria Berbiela
LA MEDIACIÓN Y EL DEPORTE
“Impresiona el sitio, ¿eh, chico?; cuántos cabrán aquí, está lleno; qué bueno que vinimos!; suerte tu amigo importante que te consiguió los boletos por nada!”.
“Hay que tener amigos hasta en el infierno, decía papi, y tenía razón; estos boletos valdrán lo menos mil pavos cada uno”.
“Merece la pena el Madison Square Garden lleno hasta rebosar para presenciar la final del campeonato del mundo entre estos dos brutos; fíjate, ahí salen; mira qué mal encarado el mexica de Rosarito, tiene unas espaldas que parece un armario de tres cuerpos; es un toro!”.
“Pues anda que el campeón, el afroamericano, mira qué bíceps gasta; dicen que a pesar de sus cien kilos mal pesados es ágil de piernas y baila que te baila hasta que marea al contrincante; no ha perdido ningún combate, está invicto”.
“Ya veremos, yo apuesto por el tijuano, dicen que tiene una mano izquierda muy pesada y si le agarra una le pone a dormir en la lona”.
“Pero primero le tiene que coger; ya se las tuvieron tiesas en el pesaje, si no les separan se rompen el semblante allí mismo”.
“Mira, ya están los dos en el ring; la gente grita como loca, esto está que arde; ¡qué emoción!”.
“¡Ahí va!, ¿quién es ese que sube al cuadrilátero?; mira, reúne a los dos boxeadores, ¡le van a zurrar la badana!”.
“! Será mentecato!; que lo quiten de ahí; ¡eh, tío tolay, pírate!”.
“Sigue hablando el tipo con los púgiles, ¿qué les contará, el tolili?”.
“Atiende chico, ¡ahora son los boxeadores los que hablan!; pero ¿qué pasa aquí?”.
“Siguen platicando y no se arremeten!”.
“Atiza, ¡¡¡ahora se dan la mano!!!; ¡se abrazan los dos brutos!, ¡lloriquean!; ahora se pasean por el ring cogiendo al hombrecillo en vilo; atento con el cartel que saca el tipejo, ¿qué pone?”.
“Soy mediador!!!; ¡no te amola, la madre que engendró al mediador; nos va a chingar el combate!; la gente aplaude, no lo entiendo!; ¡que ya no riñen, tú!, ¡se bajan del ring abrazados y con el menda a hombros!; hay que fastidiarse con el mediador que nos ha arruinado el combate por el campeonato del mundo… que me devuelvan el dinero de los boletos!!!”.
Por José Luis Castro Ruiz